Atrapada en un lugar del espacio-tiempo indeterminado, la mansión —cuyos habitantes no pueden abandonarla pues han sido seducidos por ella —, puede despertar en cualquier lugar o época de un modo imprecedible. Eso lo decide la pluma del escritor o escritora que se aloje en Mhanseon. Pero… ¿quién vive en la mansión? Pasa y lo comprobarás.

12 de febrero de 2012

Secretos de cristal por LGrajalva


Es fácil observar que las flores los saben y los guardan. Es más, se nutren de ellos y luego los exhalan en forma de color o de perfume. Pero nadie lo ve más que yo. Excepto Morrigan, por supuesto. Pero Morrigan es parte de las flores, como es parte del aire de Mhanseon, de su luz y sus sombras, de su fuego y su música. Morrigan…, flor y fruto, risa y llanto, palabra y silencio.  Morrigan…, mi espíritu, la hija que perdí,  el hombre cuyo cuerpo aún añoro, los sueños que enterré en la tierra de este invernadero, el tiempo que no pasa, el frío que desprende mi alma helada o el calor de la fiebre que, por las noches, en mi habitación, me consume, la que me hace volcar la desesperación en mis poemas.

No es la paz lo que busco en este invernadero. Lo que busco es la ausencia, mi ausencia de las cosas, de mí misma, de la vida que me cerró sus puertas o a quien se las cerré,  ya no me importa. Hundo mis manos en la tierra y ya no soy yo, Louise, el estéril desierto, me hago la ilusión de que vuelvo a dar vida. Me pierdo en el color, en el perfume de las flores, y ellas me revelan los secretos de todos, aunque no quiera verlos… Morrigan se vuelve música y suena en mi interior, para que no enloquezca, pero esa música es siempre tan triste…

Todos vienen aquí alguna vez, sobre todo Akane, Benjamin y Héctor. A ellos, como a mí, les consuelan las flores de este invernadero. O tal vez asocian su dolor con alguna, lo sé por cómo Héctor contempla las orquídeas, o Benjamin las rosas, o Akane espera la floración de los cerezos que están fuera, tras el cristal, mientras confecciona sus preciosos centros de ikebana.

Sí, las flores nos convocan a todos porque absorben nuestros secretos, no importa si creemos que los cuentan o no. Muy pocos sabemos que las flores hablan y menos aún poseemos la facultad de interpretar su lenguaje.  Pero el azul de las lobelias o el plumbago revela los secretos que ahogó el mar; el rojo de hibiscus y rosas habla de pasión y sangre; los iris violeta, de traición; los heliántemos amarillos, de inconsciencia; los tulipanes y strelitzias naranja, de celos; las azaleas rosadas, de hipocresía…


También son elocuentes los aromas: perfume adolescente de azahar o de  celindas, que habla de novias ilusionadas, como debió de ser Victoria alguna vez, jamás se acerca a ellos; perfume penetrante de peonías y magnolias, tan intenso como los excesos de Liam, que siempre se mantiene a distancia de su influjo; perfume delicado de orquídeas y rosas, que invade las mentes de Héctor y Benjamin, y quién sabe con qué pensamientos se amalgama. Y la hipnosis de almendros, cerezos y lilas para Akane, que parece querer alcanzarse a sí misma mirando hacia sus ramas. Y, por último, yo, creyéndome tierra, savia, hoja o pétalo, aferrada a vivir por darles vida, queriendo olvidar que fui algo llamado ser humano y estuve entre esos seres que otros llaman humanos.

Y Morrigan, que es todo y que lo llena todo con sus palabras líquidas, con su música de aire, con su presencia de luz y sombra.  Morrigan, siempre dentro de mí, dulce Morrigan, mi espirítu, la hija y el hombre que amé… Morrigan, que también sabe leer en las flores el secreto que lloro con ellas, mi culpa por haber conducido a mi marido y a mi hija a la muerte.

LGrajalva

4 comentarios:

  1. Leo y me impregno de la cadencia de la tristeza, la continuidad de cada frase, de todos los párrafos, consiguen que me envuelve la tristeza, el conformismo de la prota..
    La historia no es conmovedora, sin embargo, es conmovedor el modo de expresarlo.

    Muy bonito Luisa. Las imágenes son ciertamente elocuentes.

    Un texto me gusta o no me gusta, este me encanta y además lo veo y lo siento :D
    Gracias.

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  2. Ya te puse en la cena mi comentario, Luisa. Me ha atrapado desde la primera línea..

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  3. Querida Luisa, el preciosismo hecho virtud en un preámbulo doloroso para una historia dolorosa como una lágrima doliente.
    Un abrazo, suavidad.

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  4. Es un gran relato una muestra de espléndida escritura. Eres una extraordinaria escritora, Luisa.

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